En la enigmática y salvaje isla de Cerdeña existen unos bellos acantilados que como manos de gigante, abrazan el mar en su parte noroeste y la furia de los elementos ha dibujado una abrupta costa protegida entre dos cabos, Capo Galera y Capo Caccia, que esconden el oro rojo mediterráneo.
Pese a estar a casi dos horas de avión, Cerdeña sigue siendo un destino muy poco conocido y eso le ha permitido conservarse como un auténtico paraíso salvaje, donde sientes la Naturaleza y la presencia del bosque mediterráneo en todo su esplendor, allá donde alcanza la vista. Si quieres bucear viendo coral rojo a poca profundidad, sentir el silencio del bosque y recuperar la paz interior, sin duda, éste es tu destino.
Cerdeña
La mítica isla de Cerdeña se ubica cerca de la costa italiana, pero nada tiene que ver con las modernas ciudades museo que la hacen tan famosa. Cerdeña es un diamante en bruto, donde el hombre no ha podido terminar de pulir el paisaje, y afortunadamente las poblaciones distan entre sí lo suficiente como para tener que atravesar los bosques que son una constante en el paisaje de la isla. Sin duda circular por sus enrevesadas carreteras secundarias mientras disfrutas del verdadero bosque mediterráneo con todas sus criaturas, es un sueño hecho realidad. El visitante tiene la oportunidad de volver atrás en el tiempo, cuando los bosques cubrían densamente las costas mediterráneas. Pese a ser una sola isla, Cerdeña tiene 3 aeropuertos, debido a la dificultad en la realización de carreteras, pues es muy abrupta, de manera que para desplazarse de un lado a otro de la isla, debes subir y bajar puertos de montaña. Es por tanto muy recomendable, echar un ojo al mapa y saber bien dónde quieres ir y qué aeropuerto has de coger.
Cómo es el buceo
Bucear en las costas de Cerdeña es sumergirse en las frías aguas del Mediterráneo donde sus cristalinas aguas dan vida al ecosistema del coralígeno y precoralígeno, además de algunos arenales y praderas de fanerógamas. Lo interesante de su cara noroeste, son sus increíbles acantilados, por lo que el buceo se restringe a salidas desde embarcación. La zona elegida en nuestro viaje fue la incluida entr Capo Caccia y Capo Galera, este último sede del centro de buceo del mismo nombre. La ventaja es que puedes bucear en todo el área que abrazan ambos cabos y por tanto, la gran variedad y números de puntos de buceo es amplia.
El tipo de inmersiones que predominan es el de cuevas, grutas, cavidades y arcos, además de enclaves escondidos donde podemos ver matas de coral rojo vivo a poca profundidad. Este efecto singular se debe a las corrientes frías de agua que cargadas de nutrientes alimentan a los exigentes corales en las zonas con predominio de penumbra, como es el caso de ciertas entradas a determinadas cuevas. En función del viento, se elegirá un punto u otro, disfrutando normalmente de una visibilidad de más de 20 m. Recomendamos ir provistos de focos o linternas para disfrutar en las cuevas, ir bien abrigados y sobre todo, ponerse la capucha.
Con quién bucear
Las únicas instalaciones de alojamiento y buceo sobre Capo Galera pertenecen al complejo Diving Center Capo Galera. En medio de un denso bosque mediterráneo que ha sido totalmente respetado y conservado, se esconden unos bungalow individuales y unos apartamentos. El centro de buceo está en el medio del complejo y una gran rampa conduce un carro con el equipo pesado hacia la embarcación, mientras nosotros bajamos por un sendero en medio de matorrales con vistas al mar. ¡Todo un lujo!